La Iglesia de Dios en Cristo Jesús es uno de los temas más refrescantes e importantes de toda la Escritura. Jesús de Nazaret, a través de su muerte, sepultura y resurrección, ha sido exaltado como cabeza de su nuevo pueblo: aquellos llamados a representarlo en la tierra y testificar de su Reino presente/venidero. La comprensión del rol de la Iglesia en el Reino de Dios es esencial en todas las facetas del discipulado personal y colectivo; no hay discipulado o salvación fuera de la acción salvífica de Dios en la Iglesia. Una clara comprensión de lo que Dios está haciendo en y a través de su pueblo, faculta al líder de Dios a representarlo con sabiduría y honor. En el pacto de Dios con Abraham, se anuncia a la Iglesia como parte del propósito exaltado de Dios para glorificarse al salvar a una nueva humanidad. A través de la adoración, testimonio y buenas obras, la Iglesia demuestra por generaciones, la unidad, santidad, universalidad y apostolicidad de la comunión. En la Iglesia, Dios manifiesta la vida de su reino y comparte su oferta de gracia con el mundo.
